Por un día no pasa nada» es junto con «feliz Navidad» y «feliz Año Nuevo» una de las frases más repetidas en estas fechas. El ambiente festivo, los encuentros y las comidas de esta época rompen nuestras rutinas. Ello conlleva una importante ganancia de peso, entre 2 y 4 kilos, de acuerdo con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. De hecho, la mitad del peso ganado en un año se produce en Navidades. Entre las causas están las comidas típicas, con mayor densidad energética, contenido en grasas y azúcares, la agenda llena de reuniones sociales acompañadas de una buena mesa, mayor consumo de alcohol, menor actividad física y una pérdida de nuestras rutinas en general.
Aunque hayas ganado peso en Navidad, los Reyes Magos te habrán traído unos consejos para volver a tu peso previo y animarte a seguir cuidándote.
Prioriza frutas, verduras, hortalizas y legumbres, que sean de temporada, frescas y de cercanía, como puerro, coliflor, repollo, nabizas, caquis o kiwi. Otra opción es comprarlas enlatadas. Dale una vuelta a la forma de cocinado, redescubre el sabor sin salsas ni aditivos u opta por probar con especias. Escoge pescado, mariscos y carnes blancas, reduce el consumo de carnes rojas. Los lácteos como la leche, queso fresco o yogur natural son también una proteína de alto valor, así como los huevos. Otros alimentos ricos en proteínas de origen vegetal son soja, quinoa, bebidas vegetales sin azúcar añadido, frutos secos naturales, garbanzos, lentejas, sésamo o avena. Los alimentos integrales te aportan las mismas calorías pero más fibra, con efectos beneficiosos metabólicos y saciantes. Hidrátate con agua e infusiones. Elimina el alcohol, te aporta calorías vacías y hace que comas más y peor. Aligera la cuesta de enero deshaciéndote de ultraprocesados, azúcares refinados, refrescos azucarados, postres con azúcar y harinas blancas. Intenta evitar los picoteos cambiando el foco de atención con alguna actividad manual. Ten a mano fruta o unos frutos secos. No te olvides de tu rutina de ejercicio, combinando el ejercicio aeróbico con el ejercicio de fuerza. Cuida tu sueño, ya que dormir menos se asocia con más apetito y apetencia por alimentos más calóricos. Intenta cenar al menos dos horas antes de acostarte y mantener unos horarios regulares de comidas. Desconfía de los milagros como las dietas détox, tratamientos quemagrasas mágicos o los brebajes depurativos; para eso ya tenemos hígado y riñones.
Olvídate de la dieta, busca un estilo de vida saludable.